martes, 1 de abril de 2014

Recuerdos...



 Anoche, no sé porqué venía a cuento, me vino a la cabeza una situación de la cual creo que caí en su jueguecito. Decidí colgarlo en el blog, no me preguntéis porqué, pero así lo pensé y así lo estoy haciendo...

Realmente, la entrada es para demostrar de cómo alguien es capaz de manipular a la gente para saber hasta dónde estaría dispuesta a llegar y, de esa manera, saber exactamente un punto de la relación con la que aprovecharte de la otra persona. Supongo que con el tiempo, la distancia y la frialdad con la que piensas ahora, te hacer ver todo desde una perspectiva diferente a cuando estás "en caliente".

Esta historia es una de tantas de mi primera relación. Nosotros vivíamos a unos 30 kilómetros de uno del otro. Un día, decidí ir a pasar el viernes por la tarde, después de trabajar, un rato con él y, en principio, en aquel piso que tenía semi-vacío. Todo lo planeamos para aquel momento pero algo se torció. Como soy de naturaleza que siempre me preocupo por todos, mi compañera de trabajo vivía en la parte de Barcelona dónde yo iba a encontrarme con él y le dije que si quería, que no se fuera en tren, que si viniera conmigo. Ese detalle, no se lo comuniqué a él. 


Cuando íbamos de camino, a él se le ocurrió la brillante idea de desplazarse en tren hasta un punto neutral y que allí le recogiera con el coche y nos fuéramos hacia el piso. Entonces, le dije que no iba solo, que iba acompañado, que si no le importaba. Me dijo que no. Al rato, vuelve a llamarme y me dice que se lo ha pensado mejor y que ya no tiene ganas y que se iba para su casa. No entendí bien el problema y tampoco podía hablar mucho pues en el coche también iba mi compañera de trabajo. Intenté convencerle y pareció que sí, que le había convencido  y que nos veríamos, entonces, en el piso directamente. Cuando llegué a la entrada de Barcelona, me vuelve a llamar y me dice que no le parece bien que vaya acompañado y que se largaba para su casa. En mitad de la ronda de Barcelona, parados casi por el tráfico espeso que había, me quedaba todavía atravesar toda Barcelona hasta llegar al piso. Pero él seguía insistiendo a que se iba hasta la estación de un pueblo donde tenía el coche y que se iba para su casa. Su casa estaba en otro pueblo más lejos de Barcelona. 

En mitad de discusión entre él y yo y con mi compañera en el coche. Decido dejarla en una boca de metro diciéndole que cambiaba el rumbo, que ya no iba hacia el barrio donde vivía y que daba marcha atrás. No sé qué pensaría en aquel momento ni lo que pudo sospechar por nuestras conversaciones, pero no me lo quiero ni imaginar. 

Dejada en la boca de metro, retrocedí y me dirigí hacia el pueblo cercano donde tenía el coche para ver si con suerte podía llegar antes de que llegara él. Pero no tuve suerte. Llegué allí y busqué el coche por todos lados pero no lo encontré. Le llamé y me dijo que ya estaba en el coche de camino a su casa. Acababa de cogerlo. Me vino de 3 minutos solamente.

No se me ocurrió otra cosa que coger carretera y manta y dirigirme hacia su casa. Me sabía mal, por un lado que estuviera cabreado por la situación, pero por otro lado, no entendía tanta gilipollez solo porque viniera una compañera de trabajo conmigo.

Al final, llegué a su casa y hablamos y le reproché su actitud y al final acabó reconociendo su tontería pero que le gustaba que hubiera llegado hasta su casa después de los kilómetros que me había pegado desde mi trabajo a Barcelona, de Barcelona hasta su casa y luego me tenía que volver a ir a mi casa: media hora más de trayecto en carretera. 

Aun que os suene que lo digo ahora en la distancia del tiempo, recuerdo perfectamente cuando volvía a casa que me decía a mí mismo que eso no lo tenía que volver a hacer. Pero lo hice. Supongo que son mis impulsos y mis ganas siempre de quedar bien con todo. 

Ese gesto, para él, significó hasta qué punto yo estaba dispuesto a hacer por él. No me queda duda. Para él sería más fácil manipularme como lo hizo después. 

Pues esto es lo que quería compartir. No sé porqué, pero tenía ganas de soltarlo.

Saludos a todos!!



4 comentarios:

  1. La verdad es que con aquella "cesión" entraste en una espiral bastante amplia en la que él sabía perfectamente hasta dónde podía tirar de ti y exigirte. A mi me pasó algo similar con una de mis primeras "relaciones", que acabó precisamente por eso. Ya nos contarás!

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  2. Y suerte que soy bastante cabezón y empecé a no ceder en algunas cosas. Así, poco a poco, perdió el interés por mí, pues ya no iba cediendo en todas sus exigencias. Su ataque ante esa desapetencia mía era tan simple como el reproche que era porque había conocido a otro, que estaba con otro, etc, etc, etc. Lo que tuve que aguantar hasta que se destapó el pastel!! El problema es que no estoy seguro de que todo lo que viví ha sido el causante de un estado que tengo actual que algún día, puede que cuente.
    Saludos!!

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  3. No soporto la gente manipuladora.

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  4. De toda esa experiencia, lo más duro son las secuelas que parece han quedado en ti. Si es así debes de corregirlas, en caso contrario sigues estando manipulado por alguien que no se merece nada más que la indiferencia más absoluta. Tu eres grande, el mejor. No lo olvides nunca. Tampoco olvides que el manipulador siempre acaba siendo manipulado.

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