Salió de la ducha. Se sentó en el filo de la cama, justo en el lado dónde iba a dormir y tenía su pijama y colocó la parte de arriba mientras empezaba una conversación de poca importancia. Cogió el pantalón de pijama y justo sentado de espaldas a mí, se inclinó para ponerse el pantalón y justo dejó caer la toalla y pude verle su culo blanco justo delante de mí. Todo pasó en cuestión de un segundo. No más. A partir de ahí, llevó la toalla al baño y volvió con su tranquilidad de siempre mientras seguía conversando.
- No sé, te has quedado con una cara muy rara. ¿Estás cansado, tienes sueño? - me preguntó.- ¿O te aburren mis conversaciones? - me preguntó con su típica burla.
El día para la quedada llegó y no podía estar más nervioso. Tranquilo por fuera y de los nervios por dentro.
"Tranquilo, que no se note", pensaba para mis adentros.
Para qué engañaros. Me preparé los mejores gallumbos, me arreglé por dentro, por fuera...por todos lados, vamos.
Cuando me pasó a recoger, todo era normal. Dos amigos que íbamos a pasar dos días fuera, en una competición de unas cuantas horas, íbamos a pasar una noche juntos y el resto del tiempo, pues ya veríamos qué iba a pasar.
Todo siempre con esa duda que te entra de a qué puedes llegar y hasta dónde. Siempre pensando en el rechazo y en lo que pudiera pasar si alguno de los dos hacía algo que pudiera sonar raro, ¿verdad?
Yo, por si las moscas, metí preservativos. El lubricante, de momento no. Más que nada porque no tengo y tendría que comprar y no me apetecía. Mi primera vez fue sin lubricante y estuvo bien. No debía de ser un problema.
Todo el camino del viaje, normal. Lo convencional entre dos tíos que son amigos. Cuando llegamos al hotel, dejamos la bolsa de la ropa y nos fuimos directos al evento.
Después hubo cena y la gente empezó a decir que si nos íbamos a un sitio de copas que estaba muy bien, que si a otro que también. Mi mente pensaba, no perdamos el tiempo y vayamos a la habitación a descansar, ¿no?
Al final, aunque a mi amigo no le apetecía mucho y a mí tampoco, acabamos siendo convencidos por el resto para ir a tomar una copa.
Mejor. Porque una vez allí, todo el mundo se deperdigó un poco y el momento en que decidimos irnos de aquel antro nadie o casi nadie notó nuestra marcha.
Por el camino hacia el hotel, iba riendo todo el rato fruto de mis nervios. Buscaba en mis palabras, en sus palabras cualquier indicio que me dejara pensar que podía suceder algo que esta deseando totalmente.
Cuando llegamos a la habitación dejamos nuestras cosas a un lado (abrigos y pertenencias) y comentaba mi amigo que a lo mejor se iba a duchar.
- ¿Tú te vas a duchar? - me preguntó.
- No, yo prefiero por la mañana- le respondí.
Me quedé mirando fijamente la cama. Una doble sin separación. Él que se coloca a mi lado también mirando la cama y me dice:
- Yo prefiero la parte izquierda. ¿ Y tú? - me pregunta.
- Me da igual, la verdad.
- Eso sí, que corra el aire, ¿Eh? - me comenta acercándose levemente a mí.
- A ver si te vas a resfriar con tanto aire! - le bromeo yo.
Mierda. Ese comentario ya no da pie a que me acerque. Si no, todo lo contrario.
Se mete en la ducha y deja la puerta entreabierta. Intento mirar desde fuera, con disimulo, a ver si algo me puedo recrear. Pero no se veía nada por dónde estaba situada la bañera. Me armo de valor y me acerco al baño.
- Te importa si aprovecho y me lavo los dientes mientras te duchas? - le pregunto desde fuera del baño.
- No, tranquilo. Puedes pasar.
Paso dentro del baño y puedo ver que la mampara sólo dejar entrever un poco la silueta y poca cosa más. En ese momento, él asoma la cabeza por el lateral de la mampara casi opaca y me dice:
- No creo que vayas a ver algo que no hayas visto ya. O que te soprenda de ver lo potente que estoy! jajaja- se ríe mientras vuelve a introducir la cabeza dentro de la ducha.
Aprovechando que estaba dentro, proseguía con mis conversaciones con él para aprovechar seguir el máximo de tiempo posible dentro del baño para ver si salía de la ducha y le podía ver completamente desnudo. Me animé, después de lavarme los dientes, a hacer una meada y así, si salía, estaríamos ambos en mismas condiciones, con la polla fuera. Pero, o se hizo de rogar expresamente o es que era completamente lento. Más que mi mujer. Al final, entre conversación y conversación, hubo un silencio forzado. Me quedé totalmente pillado pues ya no hablábamos y seguía dentro del baño. Me llegué a rayar porque por más que intentaba buscar más conversación, me había bloqueado. Al final, decidí salir del baño porque quedarme no tenía nada de sentido.
Justo cuando me sentaba en la parte que me tocaba en la cama, escuché como salía de la ducha y se colocaba delante del espejo y lo tenía a tiro de vista. Pero, llevaba una toalla rodeando su cuerpo de cintura para abajo.
En ese momento, me percaté que tenía su pijama en la mesita de noche. Pensé "a ver si hay suerte y se lo pone aquí, delante de mí". De verdad, mi mente calenturienta ya estaba que echaba humo por todos lados.
Se estuvo secando el pelo con conciencia y con el tiempo que tardó, intuí que el cuerpo ya lo tenía más que seco.
Mientras le escuchaba y le miraba, intentaba atravesar, a través de sus ojos, si realmente valía la pena que siguiera pensando que entre nosotros iba a pasar algo más allá de nuestra amistad. Pero esa respuesta no la estaba obteniendo. Menuda cara de gilipollas que debía de tener cuando, en un momento de su conversación se para y me pregunta:
- ¿Te pasa algo?
- Sí. ¿Vamos a follar o mejor lo dejamos estar?- pensé.
- No, nada. ¿Porqué? - le pregunté en realidad.
- Pues ahora que lo dices, todo en cojunto. O sea que calla ya y vamos a dormir - le dije intentado parecer que estaba normal, igual que siempre.
- Pues vaya, yo que quería esperar un poco a que se me seque el pelo. Y el señorito tiene sueño. Qué poco aguante tiene el tío.
Tengo un guante de boxeo a mano y le meto. Con el guante, claro.
Continuará...